En el séptimo aniversario del fallecimiento del padre Martín Martín lo recordamos con mucho respeto y cariño
Fue uno de los curas más queridos de nuestra ciudad. A pesar de su avanzada edad, el Padre Martín Martín no le tenía miedo a nada y solía recorrer la calles de la ciudad en su bicicleta y es como se llevó el apodo de El santo de la bicicleta.
“Muchas veces lo vi al Padre Martín recorrer las calles de los barrios que rodean la iglesia de Montserrat montado en su bicicleta, yendo a asistir a cuantos requerían de su asistencia espiritual. Fue un ejemplo de humildad y servicio”, comenta Marta Villalba, vecina del barrio.
Quienes lo conocieron lo recuerdan así, montado en su bicicleta, con la sotana al viento. Ya tenía más de 80 años el padre Martín Martín Martín Tereso cuando sus hermanos sacerdotes de la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat le rogaron que dejara la bicicleta porque era peligroso para él. "Pero él no hacía caso y le tuvieron que prohibir que la use. Pero apenas se descuidaban, él volvía a subirse y salía escapando, a visitar a los enfermos. ¡Esa era su gran debilidad!", recuerda Teresita Domine.
El padre Martín falleció a los 87 años. Era sacerdote Operario Diocesano del Sagrado Corazón de Jesús. Había nacido el 11 de noviembre de 1923 en el pueblo de Sonseca, provincia de Toledo (España). Se ordenó en Florida (Uruguay), en 1949. Durante varios años estuvo en Tucumán, donde se hizo querer por toda la comunidad.
Tanto es el afecto de los tucumanos hacia el Padre Martín que decidieron homenajearlo con un muro situado en la esquina de Viamonte y Ecuador, a una cuadra de su querida Parroquia de Montserrat: el Paseo Padre Martín Martín se convirtió en un lugar de culto y oración para los fieles.
El querido sacerdote siempre será recordado con una sonrisa y quedará para el recuerdo sus paseos en bicicleta por las calles de Tucumán.
Sus restos se encuentran inhumados en el Cementerio Parque San Agustín
Fuente: La Gaceta